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¿A qué se debe el auge de la agricultura vertical?

Inversionistas y cadenas de supermercados se involucran cada vez más en este nicho del sector

11 de agosto de 2020

La agricultura vertical está tomando impulso en todo el mundo en medio de una mayor demanda por alimentos que sean amigables con el medio ambiente y un creciente enfoque empresarial hacia la reducción de las huellas de carbono.

El capital de riesgo y las cadenas de supermercados se encuentran entre los interesados en este espacio de rápida evolución, que implica el cultivo de alimentos en interiores en un entorno controlado con alta tecnología. Al apilar tierra en los estantes, esencialmente se combinan un invernadero y un almacén.

La necesidad de espacios más pequeños juega a su favor, especialmente en áreas urbanas densamente pobladas. En uno de los refugios antiaéreos de Londres, por ejemplo, la granja Growing Underground utiliza tecnología LED y sistemas hidropónicos para cultivar verduras.

“La principal ventaja de la agricultura vertical es el mayor rendimiento de los cultivos que proviene de un área de tierra más pequeña”, dice Peter Davies, Asesor de Energía e Infraestructura en JLL. “También se puso en boga recientemente con la interrupción por la pandemia de COVId-19 que empuja a los países a buscar nuevas formas de ser más autosuficientes, sin mencionar la creciente conciencia de los consumidores sobre el transporte de alimentos”.

Para el año 2026, la industria podría tener un valor de hasta 12.77 mil millones de dólares a nivel global, en comparación con los 2.230 millones de dólares de la actualidad, según Allied Market Research.

Verdes más verdes

Muchas empresas involucradas en la agricultura vertical tienen ambiciosos planes. En Reino Unido, Shockingly Fresh de Edimburgo pretende lanzar 40 granjas verticales. Plant Lab, acaba de obtener 20 millones de euros de inversión para aumentar su producción en países como Estados Unidos y Países Bajos, mientras que LettUs Grow ha obtenido 2.35 millones de libras esterlinas como financiamiento inicial.

El año pasado, Infarm en Berlín, dedicado a entregar la tecnología necesaria en las tiendas de los supermercados, recaudó 100 millones de dólares de inversión bajo capital de riesgo, incluida TriplePoint Capital, con sede en California.

“El interés de los inversionistas está latente”, dice Davies. “Hace unos años, hubo una primera oleada de empresas emergentes, pero no todos sus conceptos prosperaron”.

“Es un cambio similar al que tomaron las cervecerías independientes que obtuvieron productos regionales de primera calidad a mejores precios en los estantes de los supermercados durante los últimos años. El supermercado obtiene un atractivo adicional como un minorista que se mantiene en contacto con sus clientes, mientras que una empresa emergente obtiene una valiosa exposición”.

En el Reino Unido, por ejemplo, M&S se ha asociado con Infarm para cultivar una variedad de hierbas frescas en un ensayo con siete tiendas. Supermercados en Canadá, Estados Unidos, Francia y Alemania también han instaurado iniciativas similares en respuesta a las preocupaciones ambientales y las preferencias cambiantes del consumidor. Ocado, que reparte alimentos del supermercado Waitrose, ha invertido 17 millones de libras esterlinas en la creación de sus propias granjas verticales para cultivar hierbas y verduras junto a sus centros de distribución.

“La producción de cultivos en entornos controlados se está convirtiendo rápidamente en un componente importante de los esfuerzos de reducción de carbono del sector abarrotero”, menciona Davies. “Los supermercados están impacientes por reducir su huella de carbono acercándose a su consumidor final, como ya hemos visto de manera más amplia con el crecimiento de la logística en el transporte de alimentos”.

Sirviendo opciones al consumidor

Otras empresas dedicadas a la agricultura vertical, como Agricool, con sede en París, que produjo su primera caja de fresas en contenedores en 2015, venden directamente a los consumidores.

El cultivo local de alimentos acredita una gran parte de su atractivo, aunque el ahorro en envases, energía y agua también es un factor para los consumidores conscientes del medio ambiente.

“La gente puede estar dispuesta a pagar un poco más por las frutas y verduras que vienen con beneficios tales como el menor uso de pesticidas”, dice Davies.

A diferencia de la agricultura al aire libre, las condiciones climáticas cuidadosamente controladas significan una producción regular de frutas, hierbas y verduras a elección.

“La atención está en los cultivos más apreciados, como hojas de ensalada y hierbas como albahaca y eneldo, en parte por la elevada inversión inicial que se requiere para tecnología, desde hidroponía hasta aeroponia o incluso acuaponia, donde se filtran aguas residuales ricas en nutrientes de las peceras”, dijo Davies.

Incluso cuando están en funcionamiento, la generación actual de granjas verticales todavía tiene altos costos operativos para las inspecciones, mantenimiento y cosecha. La energía solar también es imprescindible. Como menciona Davies: “Si la fuente de energía no es limpia, esto socava toda la propuesta”.

Por ahora, la agricultura vertical comercial puede estar atravesando su período de infancia, pero con la urbanización aumentando la demanda de alimentos frescos en las ciudades y los altos alquileres en las ubicaciones privilegiadas, está desempeñando un papel en la creación de cadenas alimenticias seguras.

“Ha pasado más de un siglo desde que Gilbert Ellis Bailey escribió Vertical Farming, y mientras su visión se ha vuelto realidad, el éxito dependerá de estar más cerca, ser más limpio y lucir más verde”, concluye Davies.